miércoles, julio 11, 2007

"yo alimento esta especie de rumia dolorosa: existo. Yo . El cuerpo, una vez que ha empezado, vive solo. Pero soy yo quien continúa, quien desenvuelve el pensamiento. Existo. Pienso que existo. ¡Oh, qué larga serpentina es esa sensación de existir! Y la desenvuelvo muy despacito... ¡Si pudiera dejar de pensar! Intento, lo consigo: me parece que la cabeza se me llena de humo...y vuelve a empezar: "Humo...no pensar...No quiero pensar. No tengo que pensar que no quiero pensar. Porque es pensamiento". ¿Entonces no se acabará nunca?
Yo soy mi pensamiento, por eso no puedo detenerme. Existo porque pienso... y ni puedo dejar de pensar. En este mismo momento -es atroz- si existo es porque me horroriza existir. Yo, yo me saco de la nada a la que aspiro; el odio, el asco de existir son otras tantas maneras de hacerme existir, de hundirme en la existencia. Los pensamientos nacen a mis espaldas, como un vértigo, los siento nacer detrás de mi cabeza..., si cedo se situarán aquí delante, entre mis ojos, y sigo cediendo, y el pensamiento crece, crece, y ahora, inmenso, me llena por entero y renueva mi existencia"
(La náusea- Jean-Paul Sartre)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ese Yo se ha descosido por todos lados.

SOY13 dijo...

No estoy muy seguro, pero si las placas tenían la intención de graficar lo de Sartre es exitoso. Al desglosarlas uno puede surcirlas -y me parece que deliberadamente así ha sido pensado- creando una inconexión, acaso, de una prexistencia natural. Esos espacios donde -en amasijo- se funden en uno solo, pero también se desfundan y se hinchan.
Ha sido particular ver la forma de los senos metamorfosearse en visión y construir rostros lejanos y comunes.

Alguien dijo...

querido Roquentin